en su tren oscuro
de viento y de niebla.
Con su larga mano
arranca una a una
las hojas del arbol
de todos los arboles,
de todos los bosques,
de todos los parques.
Descalzos, pasea,
oyendo el crujido
de las hojas secas,
y se marcha luego
en su tren oscuro
de niebla y de viento.
Carlos Murciano
DIEGO